Esme López y Amparo Fernández llevan la batuta de la comisión de sensibilización de Bidasoaldea, que ha iniciado recientemente su andadura y que va tomando fuerza poco a poco.

Agradecidas por el apoyo que reciben desde hace muchos años en Agifes, quieren hacer su aportación al colectivo como voluntarias, con ánimo de reivindicar una mejora en los servicios de atención a la salud mental de su comarca y acompañar a las familias que necesiten apoyo.

¿Cómo fue vuestra llegada a Agifes?

ESME: Fue hace muchos años. Necesitaba ayuda porque arrastraba un sentimiento de culpa y dudas que me paralizaban. Quería llegar a un acuerdo con mi familia sobre cómo actuar con mi hermano, que atravesaba por momentos de salud mental muy complicados, pero no había consenso. Así que, finalmente, me decidí a pedir ayuda y orientación.

AMPARO: En mi caso, hace 16 años que conocí Agifes, tras un ingreso psiquiátrico de mi hijo. Una sanitaria nos recomendó a mi marido y a mí acercarnos a la asociación en busca de ayuda y también para cuidarnos nosotros. Sentíamos mucha angustia, dolor y culpa; no sabíamos cómo gestionar la situación.

Al poco de uniros a Agifes, empezasteis ambas a participar en grupos de apoyo.

ESME: Sí, yo entré en el grupo de hermanos y hermanas que se reunía en Donostia, y al tiempo me trasladé al de padres y madres de Irun, que por proximidad me encajaba mejor. Y la verdad es que estoy encantada; tenemos una conexión muy especial.

AMPARO: Yo también empecé en Donostia, y cuando se creó el grupo en Irun, me cambié. El grupo me ha dado la vida. El sentirme acompañada y poder hablar sin ser juzgada es maravilloso.

Amparo Fernández: «El grupo de apoyo para familiares de Irun me ha dado la vida. El sentirme acompañada y poder hablar sin ser juzgada es  maravilloso».

¿Qué destacarías de lo aprendido durante este recorrido?

ESME: En los grupos aprendemos a conocer nuestros límites; hasta dónde somos capaces de llegar. También sobre la importancia de no victimizar o sobreproteger a la persona con problemas de salud mental. Es importante mostrarle toda la baraja de cartas para que pueda elegir y ser lo más autónoma posible. Destacaría también la necesidad de reflexionar sobre una misma, porque si no sé gestionar mis emociones, ¿cómo voy a pedir al otro que lo haga? En esa línea, es vital cuidar de una misma para estar bien y poder cuidar a la persona afectada.

AMPARO: Lo que más me ha ayudado a mí es el aprender a poner límites en la relación con mi hijo, a no tenerlo demasiado protegido y a luchar para que sea autosuficiente. También he interiorizado el pensar en mi bienestar y salud mental.

En determinado momento, decidisteis participar en el área de sensibilización de la asociación. ¿Qué os motivó a
dar ese paso?

ESME: Nos sentíamos tan agradecidas por todo el apoyo recibido que quisimos sumarnos a la comisión de sensibilización para ayudar a otras personas.

AMPARO: Empezamos reuniéndonos en el grupo de sensibilización general, y el año pasado, cuando se planteó crear comisiones a nivel comarcal, decidimos centrarnos en nuestra zona.

Esme López: «Nos sentíamos tan agradecidas por todo el apoyo recibido en Agifes que quisimos sumarnos a la comisión de sensibilización para ayudar a otras personas».

¿Cómo está siendo la experiencia de poner en marcha la comisión de sensibilización de Bidasoaldea?

ESME: Estamos al principio del camino, pero está siendo muy gratificante. Amparo y yo somos las que estamos tirando del carro, pero contamos con el apoyo del grupo de familiares. La verdad es que tenemos la esperanza de poder conseguir avances en la atención a la salud mental de nuestra comarca.

¿Cuáles son las principales necesidades que identificáis en la zona del Bidasoa?

ESME: Tenemos muchas carencias. El CSM de Irun funciona muy pobremente; faltan psiquiatras, psicólogos, asistentes sociales, recursos e información.

AMPARO: Por eso mismo, nos proponemos reforzar la atención a las familias desde Agifes. Queremos un espacio para poder realizar acogidas, donde tener un primer contacto con las personas de nuestro entorno que pidan ayuda. Precisamente, estamos en conversaciones entre Agifes y el Ayuntamiento para conseguir que nos cedan un local durante unas horas a la semana.

¿Qué mensaje lanzaríais a las personas que pueden sentirse llamadas a participar en la comisión de Bidasoaldea o a impulsar el trabajo voluntario en su propia comarca?

AMPARO: Sin duda, se necesita gente que dé su tiempo. Nadie nos va a regalar nada; tenemos que lucharlo. Y cuantas más voces seamos, más alto se nos escuchará.

ESME: Si no luchamos nosotras, ¿quién lo va a hacer?