¿Qué te trajo a Agifes?
Llegué hace dos años en busca de ayuda para mi hija adolescente, que sufría depresión, brotes psicóticos y ansiedad. Desde hace un tiempo tiene diagnóstico de Trastorno Límite de la Personalidad. Estaré eternamente agradecida a la trabajadora social que me cogió de la mano, me hizo sentir comprendida y me transmitió esperanza.

¿Cuál ha sido tu recorrido en la asociación?
Primero entré en un grupo de apoyo para familiares con hijos en su mayoría adultos, y en cuanto se creó el programa para jóvenes Zeuk Aukeratu, pasé a formar parte de él. Los grupos son espacios en los que puedes expresarte libremente y en los que te sientes arropada y comprendida. Además, aprendo a gestionar mejor la situación gracias a las orientaciones profesionales y a la experiencia de otras familias.
¿Cómo ha evolucionado tu situación familiar?

Hemos tenido muchos altibajos. Es un proceso muy duro que no ha acabado. Sin embargo, puedo decir que mi hija ha iniciado el camino a una vida normalizada, emancipada, trabajando, estudiando…
¿Por qué decidiste participar en la junta directiva de Agifes?

Una vez metida en los grupos, pensé que podría ayudar a otras personas. Me propusieron sumarme a la junta directiva como voluntaria y posteriormente entré también en la comisión de sensibilización. Estoy encantada de colaborar en todas aquellas actividades que nos permitan romper el estigma y dar visibilidad al colectivo.

¿Algún mensaje para para animar a las personas socias a participar como voluntarias?
A veces, cuando vives procesos tan duros, ves solo lo tuyo. Pero hay mucha gente que experimenta cosas parecidas, y es muy gratificante poder ayudar a mejorar la situación de otras personas.