Marisol Blanca escribe como válvula de escape. La escritura le fluye de dentro, sobre todo cuando está mal, cuando toca fondo. Las palabras brotan desde la tristeza o el enfado, siempre consigo misma. Ha intentado ponerse a escribir en sus buenos momentos, pero no le parecía auténtico.
Guarda textos de todo tipo; muchos sin título, ni fecha, incluso sin final. Simplemente deja de escribir. Las ideas que le vienen son recurrentes, casi siempre relacionadas con «desaparecer», con quitarse de en medio, con un sentimiento de que «no soy nada, de que la vida es un cuento».
Empezó a escribir siendo niña, y más aún de adolescente, pero sin rutina. Cuando sus problemas de salud mental se hicieron mayores, encontró un bálsamo en la escritura.

Acompañada por Goiko y Xika

En los últimos 11 años ha pasado por momentos durísimos, con periodos en los que fantaseaba con el suicidio, hasta llegar a intentarlo en alguna ocasión. Tras una larga estancia en Matía, vive ahora sola en un piso de VPO en Andoain desde hace cuatro años, donde recibe todas las semanas como apoyo visitas de una educadora del programa de Apoyo Psicosocial Comunitario de Agifes. Su llegada a esta vivienda no fue fácil, porque en Matía estaba rodeada de gente y al mudarse a la casa le inundó la soledad. Tardó en sentirla «suya», en habitarla, y pasó muy malos momentos. Ahora se encuentra mejor, y cita dos factores que le han ayudado mucho: su novio Goiko y su perra Xika, su «compañera de piso». Sobre su pareja, apunta que ha descubierto con él lo que es estar enamorada, un sentimiento totalmente nuevo para ella. Su apoyo es fundamental.

Un espacio para encontrar calma

Aconseja a quien pueda estar pasando por momentos duros que, si le apetece, pruebe a escribir para desahogarse. «A mi me ha ayudado», comenta, respetando que cada uno debe seguir su proceso y que quizá lo que le ha funcionado a ella no le sirva a otra persona. En todo caso, recomienda contar con un espacio donde encontrar un poco de tranquilidad y buscar las ganas de escribir.
Aunque sigue pasando por momentos difíciles de vez en cuando, apunta que ya no baja «hasta el fondo», y se recupera antes. Reconoce que con Goiko y Xika está disfrutando de buenos años. «Es como si la vida me dijera que todo el sufrimiento que he tenido me ha conducido hasta este momento, como si esto me estuviera esperando, y tenía que haber pasado todo lo que he pasado para llegar».

La vida

La melancolía entró de golpe y sin avisar.
La esperaba, pero ha tardado tiempo en llegar
y me ha pillado desprevenida.
Todo son idas y venidas en esta existencia
y hay que tener paciencia.
Esta vez no cometeré ninguna imprudencia.
De momento todo lo escribo,
ya veremos si es de recibo o me arrepiento.
La vida es un evento sin terminar,
hay que narrarla varias veces
mientras el sol aparezca por el Este.
Y como lo hace muchas veces
al final desaparece
y así el cuento termina.
Uno de los poemas de Marisol Blanca.