Hace muchos años que formas parte del equipo de Agifes.
Firmé mi primer contrato en 2010, tras terminar los estudios de Educación Social. Previamente estuve trabajando en Emaus, ya que tenía el grado de Integración Social.

Y en todo este tiempo, has tenido la oportunidad de pasar por diferentes recursos, ¿verdad?
Siempre he estado vinculada a Ocio y Tiempo Libre (Ahora, Elkargune), aunque he conocido otros servicios. He hecho alguna sustitución en un centro de rehabilitación psicosocial, estuve una temporada en Karabeleko y también he trabajado en el piso de Intxaurrondo.

¿Cuál es tu función en Elkargune?
Mi objetivo es facilitar y motivar la autonomía y el bienestar de las personas a través de la participación en actividades comunitarias.

¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
La relación de confianza, cariño y respeto que tenemos entre todas y todos. Gracias a este vínculo tan especial, suceden cambios maravillosos. Hay personas que llegan muy cerradas en sí mismas, con miedo, problemas de autoestima y casi sin poder hablar, y es muy bonito ver cómo se van abriendo. Hay personas que se transforman de manera espectacular.

¿Has percibido cambios en la percepción de la salud mental?
En la época en la que empecé a trabajar en Agifes, la gente me hacía preguntas muy enrevesadas. El estigma y los prejuicios estaban muy extendidos. Afortunadamente, la situación ha evolucionado mucho: ahora la salud mental tiene mucha más visibilidad gracias a las asociaciones, a las personas famosas que han empezado a compartir sus problemas, etc. Y este nuevo panorama es más favorable para los jóvenes que están creciendo en un entorno donde la salud mental está más normalizada.