“En Euskadi, miles de personas viven con un problema de salud mental y todavía afrontan demasiadas barreras: falta de profesionales, atención insuficiente, desigualdad territorial, listas de espera y escasez de recursos comunitarios que acompañen de manera estable.” Así lo ha afirmado María Ángeles Arbaizagoitia, presidenta de Salud Mental Euskadi, durante el acto institucional celebrado hoy en el Amurrio Antzokia, con motivo del Día Mundial de la Salud Mental.

La federación vasca, que agrupa a las asociaciones Asafes (Álava), Asasam (Aiaraldea), Avifes (Bizkaia) y Agifes (Gipuzkoa), ha instado a que el cuidado de la salud mental se convierta en una prioridad pública con financiación suficiente y un compromiso real por parte de las instituciones. Este año, Salud Mental Euskadi ha querido poner el foco en las etapas más tempranas y más avanzadas de la vida, que requieren especial atención.

Bajo el lema “Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde. Cuidemos la salud mental en todas las etapas de la vida”, la federación ha llamado la atención sobre la adolescencia, la juventud y el envejecimiento. Los datos de incidencia de los problemas de salud mental a estas franjas de edad son muy relevantes. Según la Organización Mundial de la Salud, la mitad de los trastornos mentales debutan antes de los 14 años, mientras que la depresión afecta al 5,7% de las personas mayores de 60 años. Además, la Encuesta de Salud de la CAPV (ESCAV23) señala que las cifras de depresión crecen en las etapas más avanzadas. En concreto, en mujeres mayores de 75 años, la prevalencia de síntomas de ansiedad y depresión asciende al 35,1%.

La detección y atención tempranas marcan la diferencia

Durante su intervención, María Ángeles Arbaizagoitia ha enfatizado que la adolescencia y la juventud son etapas clave en las que “una detección y atención tempranas pueden marcar la diferencia en la vida de una persona”. Por ello, ha solicitado políticas públicas que garanticen programas de prevención, servicios accesibles y ágiles, profesionales especializados y apoyos personalizados para jóvenes con trastorno mental grave. “La intervención temprana, la formación, el empleo, la participación comunitaria y los apoyos a la vida independiente son esenciales para que las y los jóvenes con problemas de salud mental puedan desarrollar su proyecto de vida con esperanza y autonomía”, ha afirmado.

Las personas mayores, un colectivo invisibilizado que necesita apoyo

La presidenta se ha referido también a “las personas mayores con problemas de salud mental, un colectivo a menudo invisible”. Ha recordado que muchas viven solas o en recursos no adecuados, “y afrontan un riesgo elevado de aislamiento, deterioro y envejecimiento prematuro”. “Es urgente garantizar programas de envejecimiento activo, redes comunitarias, viviendas con apoyos y recursos específicos para quienes envejecen con un trastorno mental grave”, ha recalcado.

Para Salud Mental Euskadi, cuidar la salud mental en las personas mayores es también “garantizar la continuidad de los apoyos, la atención integral y la posibilidad de seguir participando en la comunidad”.

Durante el acto, María Isabel García Peña, miembro del Comité en Primera Persona de Salud Mental Euskadi, ha dado lectura al manifiesto elaborado por personas con experiencia propia en salud mental: “Necesitamos apoyos reales que nos permitan vivir con autonomía, participar en la sociedad y decidir sobre nuestro propio proyecto de vida”, ha asegurado.

Una Euskadi que cuide, acompañe y no deje a nadie atrás

El acto institucional ha contado con la presencia de representantes del Gobierno Vasco, Diputación Foral de Araba, el Ararteko y varios Ayuntamientos alaveses, además de familiares y personas con experiencia propia en salud mental.

Gontzal Tamayo, viceconsejero de Salud del Gobierno Vasco, ha remarcado que la salud mental es un compromiso compartido y una prioridad para el Ejecutivo vasco. Ha señalado que la sociedad vasca “está experimentando transformaciones profundas y rápidas —demográficas, sociales y en los estilos de vida— que influyen directamente en la forma en que vivimos y en nuestra salud mental”. En este contexto, ha subrayado que la salud mental ha pasado de estar silenciada por el estigma a ocupar un lugar central en la agenda pública, en el Parlamento, en los medios y en las conversaciones cotidianas, lo que refleja un cambio cultural muy significativo.

Tamayo ha recordado que la salud mental ocupa un papel destacado en el Pacto Vasco por la Salud, y que el Lehendakari la ha marcado como una prioridad para los próximos años. “Reconociendo la fortaleza del sistema sanitario vasco, no debemos ser conformistas; aspiramos a construir un sistema más cercano, sostenible y humano, que sitúe a las personas en el centro, tanto a pacientes, a profesionales como a las familias”.

En su intervención, Marian Olabarrieta, directora de Apoyos para la Vida Plena del Gobierno Vasco ha abogado por eliminar las barreras que aún generan los prejuicios sociales o la falta de adecuaciones en los servicios, y ha defendido la necesidad de garantizar la participación social y laboral de las personas con problemas de salud mental, un colectivo que todavía sufre discriminación en los procesos de socialización, contratación y permanencia en el empleo.

Gorka Urtaran, diputado de Políticas Sociales de la Diputación Foral de Álava, ha defendido que el objetivo de las instituciones “debe ser garantizar el bienestar de todas las personas, también de aquellas que conviven con un problema de salud mental”. Ha afirmado que este compromiso se sustenta en los valores de libertad, igualdad y solidaridad recogidos en el primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y ha resaltado el apoyo económico de la Diputación alavesa a programas y servicios a favor de la salud mental que gestiona el Tercer Sector a través de asociaciones como Asafes y Asasam. Asimismo, Urtaran ha puesto en valor la “encomiable labor de las personas profesionales y de las familias”, y ha asegurado que “una comunidad empática, que acoge y escucha, contribuye directamente a la mejora de la salud mental”.

Por su parte, Inés Ibáñez de Maeztu, Ararteko en funciones, ha insistido en la necesidad de garantizar que ninguna persona sea privada de sus derechos ni excluida de sus decisiones por razón de discapacidad o por tener un problema de salud mental. Ha recordado que este colectivo, especialmente vulnerable, “sigue sufriendo marginación, exclusión social y discriminación derivadas del estigma”, y ha insistido en la importancia de romper los estereotipos de peligrosidad o imprevisibilidad que aún persisten. La representante del Ararteko ha advertido también de que la falta de vivienda digna, la precariedad laboral o las dificultades para acceder a los servicios públicos repercuten directamente en la salud mental, y ha reiterado el compromiso del Ararteko con el colectivo.

Por último, Txerra Molinuevo, alcalde de Amurrio, ha afirmado que “la soledad no deseada afecta a todas las edades y tiene un gran impacto en el bienestar emocional. Como sociedad, debemos crear espacios donde las personas se sientan acompañadas, escuchadas y valoradas. Combatir la soledad también es cuidar la salud mental.”