¿Qué te trajo a Agifes?
Vine de la mano de mi madre, que conocía la asociación porque había sido usuaria. La familia y los amigos fueron un apoyo imprescindible en ese momento tan duro de mi vida, porque cuando tienes una crisis de salud mental, no te das cuenta de lo que estás pasando. Son más conscientes los de alrededor, y son ellos quienes van tirando de ti poco a poco para poner solución al problema.

¿Cuál era tu situación?

Acababa de regresar de Londres, donde había participado en una estancia internacional. La vorágine de la ciudad y mi marcada tendencia a trabajar en exceso me acabaron pasando factura. Hasta la fecha no había manifestado ningún problema de salud mental, aunque entiendo que hay una parte hereditaria en mi caso. Volver al País Vasco fue como regresar al nido, y Agifes desempeñó un importante papel de protección.

¿Cómo fue tu experiencia en el programa de Apoyo Mutuo?

Para mí fue muy importante el acompañamiento de Mikel; el componente humano fue parte del éxito de mi proceso de resiliencia. Comprendí, entre otras cuestiones, que no solo la medicación me ayudaría a salir adelante. Fue una etapa dura, pero ahora la veo como parte de mi construcción personal.

La ayuda del agente de apoyo mutuo me parece fundamental, porque gracias a su experiencia en primera persona te entiende mejor que nadie. Un psiquiatra te ayuda mucho, pero esta relación de cercanía es vital para seguir adelante.

 

¿Qué destacarías de las sesiones?
El apoyo del agente mutuo me parece fundamental, porque gracias a su experiencia en primera persona te entiende mejor que nadie. Un psiquiatra te
ayuda mucho, pero esta relación de cercanía es vital para seguir adelante.

¿Cómo valoras tu paso por Agifes?
Fue como un embarazo, ya que pasé unos nueve meses desde que volví de mi estancia internacional hasta que decidí reincorporarme a mi etapa profesional y personal fuera de Euskadi. Gracias a las sesiones con Mikel y al grupo de apoyo en el que participé, con el que me reunía quincenalmente, pude volver a levantarme y seguir mi camino.

¿Cuál ha sido tu principal aprendizaje?
Ahora soy muy consciente de la importancia de los tiempos, de las prioridades y de cuidar la salud mental. Cuidarse y quererse tiene que estar por encima de una carrera profesional o de cualquier relación sentimental. Las heridas, aunque cicatricen, siempre dejan huella. Pero uno aprende a vivir con ello, le da un significado y se siente más fuerte. Es así como me siento ahora; protegido, querido por los míos y por quienes me han ayudado, y con muchas ganas de hacer cosas.