Entrevista a Rafael Ocio, participante en el programa de Familias de Agifes.

¿Cómo llegaste a Agifes?

Mi mujer y yo llevamos más de siete años en Agifes. Acudimos a una charla de la asociación sobre comunicación familiar, y allí decidimos acercarnos a la asociación, donde nos propusieron participar en un grupo de apoyo para familiares.
¿Cuál era vuestra situación en aquel momento?
Nuestro hijo había encadenado varios ingresos psiquiátricos y estábamos un poco tocados a nivel personal; necesitábamos encontrar algún tipo de alivio. Entrar en un grupo para padres y madres nos pareció una buena opción para estar en contacto con personas en situaciones similares a la nuestra. Así empezamos y, a día de hoy, seguimos
participando juntos en estos encuentros.
¿Qué te aporta el grupo de apoyo tanto a nivel individual como familiar?
Por un lado, el intercambio con otras personas me reconforta. También es clave la guía profesional, ya que nos aporta información para entender lo que nos pasa y cómo podemos mejorar nuestra situación.
«Los hombres somos más dados a guardarnos los sentimientos, y eso nos perjudica. Participar en el grupo me ha ayudado a sentirme mejor y, con el paso del tiempo, uno nota que va mejorando»
¿Qué destacarías de lo aprendido durante estos años?
Cuidarse a uno mismo es importantísimo. También es muy valiosa la información práctica que recibimos en la asociación para saber movernos de cara a obtener diferentes ayudas, conocer los derechos de nuestros hijos, etc. Y, por supuesto, la comunicación con nuestros familiares afectados. Las pautas que hemos aprendido durante estos años nos permiten relacionarnos con nuestro hijo de una forma más plena y eficaz.
¿Cómo ha cambiado tu situación personal desde que llegaste a Agifes hasta hoy?
Lo cierto es que es importante atender a varios aspectos. No solamente está el tema del apoyo familiar en las reuniones de grupo. A nivel personal, uno también tiene que acudir a terapias, a profesionales de la psiquiatría y la psicología. Todo ello se complementa.
En mi caso, la situación de partida era crítica. Creo que los padres, y los hombres en general, somos más dados a guardar nuestros sentimientos, y eso nos perjudica y nos hace sentirnos mal. Por ello, es importante dar el paso y participar en espacios donde podamos compartir. A mí me ha ayudado a sentirme mejor y, con el paso del tiempo, uno nota que va mejorando en su manera de hacer las cosas.
En cuanto a nuestro hijo, con el paso de los años ha evolucionado y mejorado su manera de relacionarse, y es cada vez más autónomo. Estamos a la espera de que acceda a un piso tutelado. Ya queda poco para que consiga la plaza, y vemos necesario ese desapego, tanto para él como para nosotros.