Hay relaciones que nos nutren y otras que nos apagan; personas que vienen y personas que se van.
La relación con los otros es diversa y compleja. A veces fluye, y otras veces cuesta más.
Lo cierto es que el contacto con los demás es necesario para nuestro crecimiento, pero la relación con uno mismo es nuestra guía y, en ocasiones, esta relación también se puede complicar.
A lo largo de la vida, transitamos momentos complejos, de crisis, de cambio, de confusión, de decisión, de crecimiento… Vivimos experiencias que nos transforman, experiencias que nos desploman… Un incesante diálogo entre lo que sentimos, lo que pensamos y lo que podemos hacer.
Podemos encontrarnos con pensamientos que nos dañan, que alimentan emociones intensas de miedo, tristeza y rabia, y que nos sentimos incapaces de superar.
Esa confusión se siente en nuestro cuerpo, en nuestra respiración y en nuestra energía. Y condiciona de forma importante nuestro hilo de pensamiento, nuestra posibilidad de acción.
Hay quienes incluso pierden la energía y la voluntad que les permite participar en el mundo.
Es como convivir con alguien que nos hace daño.
La depresión puede ser tu relación más complicada.
Pero podrás manejarla. Pide ayuda.
La campaña ‘Tu relación más complicada’ fue desarrollada entre 2019 y 2020 con el objetivo de visibilizar la depresión, ampliar el conocimiento social de este trastorno y animar a las personas afectadas a pedir ayuda.