Estudió Gráfica Publicitaria, pero acabó abriéndose paso en la hostelería, a la que ha dedicado 16 años de su vida. Llegó a regentar su propio negocio, pero las cosas no salieron como esperaba; su proyecto se vino abajo y él también se vio arrastrado. Tras año y medio de baja laboral por problemas de salud mental, se le abrió una puerta y decidió atravesarla. Desde agosto de 2020, Xuban Guerra Fraile (Errenteria, 1988) forma parte del equipo de Karabeleko, y ha recuperado la alegría y el remango con el que se desenvolvía hace unos años.

Inicialmente, se incorporó al programa de rehabilitación psicosocial que desarrolla Agifes en la finca de Hernani, y a las dos o tres semanas le ofrecieron un contrato laboral gracias a su buen rendimiento. “Antes de iniciar la actividad tenía miedo de cómo reaccionaría ante un nuevo trabajo; no sabía si sería capaz de afrontarlo. Pero el proceso ha sido tan cómodo y natural que estoy muy contento”, asegura. Fue su madre, que hace años decidió hacerse socia de Agifes, quien le animó a intentarlo, y el resultado no podía haber sido mejor.

En un futuro me gustaría volver a emprender; crear y gestionar mi propio negocio

Xuban es el “comodín” de Karabeleko. “Hago un poco de todo: recolecta, preparación de pedidos… lo que haga falta en cada momento”, explica. De pequeño ayudaba a su padre y a sus abuelos en la huerta, pero se considera nuevo en el sector y asume que aún le queda “mucho por aprender”.

Reconoce que aún le cuesta “eso de madrugar”, pero ya le está cogiendo el ritmo, y va muy contento a trabajar. “Tenemos muy buen ambiente entre los compañeros y compañeras”, añade.

En un futuro, cuando la situación lo permita, le gustaría montar un nuevo negocio, aunque aún no sabe si volverá o no a la hostelería. “Me gusta emprender, crear y gestionar mi propio proyecto”, afirma.